Comida militar

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¡Ranchoooooo!

Cena «A» Menú nº4 del ejército español:
Sopa de pollo instantánea con pasta 13 g
Lata de judías con chorizo 300 g
Lata de sardinas en aceite vegetal 115 g
Tarrina de crema de albaricoque 70 g

Complementos:
2 pastillas depuradoras de agua
3 pastillas de combustible sólido
4 sobres de polvo isotónico defatigante con vitamina C 5 g
1 Chicle
Estuche de cerillas 20
Hornillo quemador
Bolsita con papel celulosa 10 hojas
Crema dental fluorada
Desinfectante instantáneo para manos
Nota informativa

Cuando mi madre hacía un potaje y nos volcaba el cucharón en el plato, yo siempre decía: ¡raaaanchooo!, lo había aprendido en una película. El rancho es —por tradición española—la comida que se prepara para mucha gente, como los soldados. Y también al lugar físico donde se consumen esas raciones. Etimológicamente ‘ranchar’ proviene del francés antiguo ‘ranger’, cuyo significado era ‘alinearse’. Rancho es «hacer cola» para recibir la ración de comida.

El problema de la alimentación de los ejércitos depende de la capacidad económica del estado o la hacienda o el rey (qué novedad) mientras la guerra prevé aumentar la capacidad económica, sí, es una idiotez humana; la alimentación de las tropas también tiene que ver con la capacidad de conseguir alimentos, hay que mantener fornido y dispuesto a sacrificarse a un montón de mocetones y mocetonas en edad de procrear, además de supervitaminarles y mineralizarles.

En España, la alimentación de la tropa fue mejorando cuando el país remontó las privaciones derivadas de la Guerra Civil, a partir de los años sesenta del siglo pasado, siendo una verdadera novedad la introducción de las raciones de previsión en los años noventa, que no solo facilitó la alimentación en ejercicios y maniobras en territorio nacional sino la de los contingentes destacados en las diferentes misiones en el extranjero. Me gustaría citar aquí al buen señor ‘Picadillo’, escritor y gastrónomo, y que detalló cómo se le podía dar de comer a sesenta soldados cada día con apenas treinta pesetas (el presupuesto del que disponía el ejército).

La comida debe ser ligera y fácil de transportar, capaz de mantenerse en buenas condiciones —a pesar de estar semanas a la intemperie—, proveer el alto volumen de calorías que requiere un soldado (más de 4.000 al día) y, por supuesto, que no represente un desembolso extraordinario para los contribuyentes. Para satisfacer estas características, la ciencia ha desarrollo ingeniosos trucos que han sido replicados en la comida que encontramos en el supermercado.

Desglosemos lo que comen algunos ejércitos internacionales:
La CROM australiana Combat Ration One Man, o «Ración individual de combate» cuenta con: ternera a la brasa, pollo, atún con tomates deshidratados, albóndigas, espaguetis con salsa y sopa de pollo con queso, entre muchas otras. Además, cada ración contiene vegemite, una pasta tradicional de color marrón oscuro y sabor salado, elaborada con extracto de levadura y diferentes aditivos. El sabor recuerda al de un caldo de carne de ternera con vegetales y normalmente se consume untándola sobre pan o galletas.
La RCIP Ration de Combat Individuelle Réchauffable, o «Ración individual calentable de combate», es capaz de causar envidia incluso entre los visitantes de los restaurantes más prestigiosos: paté de carne de venado, paté de salmón, carne de cerdo a la criolla, budín, ravioles con pato, patatas con carne de conejo al horno o carne de ternera con lentejas, son algunos de los platos principales que los soldados franceses consumen durante sus campañas.
El ejército de Singapur ofrece a sus soldados tres menús: Type M para los musulmanes que comen halal, Type N para los no musulmanes y Type V para los vegetarianos. La ración musulmana estándar incluye solo tres ingredientes: leche de soja, fideos de huevo con carne de pollo y un dulce de lentejas rojas. La ración no musulmana contiene básicamente lo mismo, solo que en vez de pollo le pueden agregar carne o picadillo de cerdo. Los vegetarianos tienen que conformarse con un guiso de verduras.
Con respecto a los italianos, la RVSC Razione Viveri Speciali da Combattimento o «Ración especial de víveres para el combate» cuenta con ingredientes muy comunes como la pasta, la sopa de guisantes, la caballa en aceite de oliva y todo tipo de embutidos. Además, también se ofrece ensalada de frutas, gelatina, galletas, barras de chocolate, pastillas de vitaminas y leche condensada, entre otros productos. Nutritivo, pero sin excesos. Sin embargo, los soldados italianos son los únicos en Europa a los que se les permite consumir alcohol durante sus misiones. Dos de los siete módulos disponibles contienen una botellita de 50 gramos de alcohol, normalmente coñac.

Comer es también, una forma de mantener cerquita tu patria, esa que intenta defenderse con sus costumbres y sus manías; es una forma de relajarse en mitad de una trinchera y recordar, aunque sea enlatado, el sabor lejano de lo que acostumbramos. Unas judías con chorizo en lata en tiempo de guerra es una paz pequeña, de un segundo, un remontarse a tu barrio, a lo cerquita, a madre y padre, a abuelos. Después, de nuevo, el extranjero en frente, la extrañeza de matar.

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