Oh, tapa de bar, oh ciclópeo grifo de alada espuma, oh barra para acodarse y pensar, oh vociferío de señores que cantan las miserias aireadas de todo un país, oh lugar sellado por escudos y emblemas de occidente, oh señor curtido de refritos en la perentoria freidora que reclama con urgencia su ración animal. Es la ensaladilla rusa la verdad de tus vitrinas, la certeza de tu ontología de bar en sí, la exactitud de la tasca, la alta fidelidad de la minicadena. Así como un hombre bueno se mide en la calidad de la empatía y el estado de su inteligencia, en la calidad de la ensaladilla rusa y el estado de los cuartos de baño se ve toda la bondad de un bar.
Hay tapas que suelen estar en la carta de cualquier bar que se precie, hay incluso quién dice que la calidad de un bar se puede medir por su ensaladilla rusa, su tortilla de patatas o sus croquetas caseras (nosotros además añadimos el estado de los cuartos de baño). Y lo cierto es que, a fuerza de probar, hemos llegado a la conclusión de que es una medida con poco margen de error. Hoy os presentamos una versión de la ensaladilla rusa típica de algunas zonas del sur que no conocíamos todavía. No es que la receta tenga mucha ciencia, pero las cosas mejores son, a veces, las más sencillas. Llevábamos tiempo buscando una buena versión y la encontramos en un blog que os recomendamos: El cocinero andaluz. Y que se abra la barra.
1. Poner 1,5 litros de agua con 2 cucharadas de sal gorda a cocer en una cacerola a fuego medio-alto. Agregar 500 g de gambas durante muy poco tiempo, el suficiente como para que cambian de color (oscilará entre 40 segundos/1 minuto según tamaño). Sacar y reservar el agua de la cocción.
2. Pelar 1 k de patatas y cortar en trozos de aproximadamente 1 cm. Cocer en el agua de la cocción de las gambas a fuego medio hasta que al pincharlas se aprecie que están cocidas por dentro. Escurrir.
3. Pelar 4 huevos cocidos y separar las claras de las yemas. Triturar con la ayuda de un tenedor las yemas y las claras por separado. Picar la cebolleta muy fina, lo más que puedas y pelar las gambas.
4. En una fuente mezclar las patatas cocidas, las claras, las yemas, las gambas y la cebolleta picada (reservar parte de las yemas y gambas para decorar) en la proporción deseada. Añadir 3 cucharadas de mahonesa y mezclar con el resto de los ingredientes. Rectificar de alguno de los ingredientes si fuese necesario.
5. Cubrir la superficie con un poco más de de mahonesa y decorar con las gambas y la yema reservadas.
– Las patatas de pueden triturar más o menos según gustos. La receta original no lleva cebolleta, pero nos parece que le da un punto muy rico.
– Está mejor si se deja reposar al menos un par de horas en el frigorífico, y todavía mejor de un día a otro.
Aprende a preparar las auténticas croquetas de patata de Kill la kill.