La facultad de la deglutir es el solaz del glotón, así que con tamañas viandas que ofrendamos en este exiguo reducto momentáneo, háganse sus elucubraciones a tenor de la exhibición detenida que es la fotografía y demórense en la glacial plétora del confite agareno. Ingieran ad libitum y recaben el usufructo maravilloso del deleite: ¡Albricias! – musitarán sus holgadas papilas deglutivas- ¡Diantres! – la eficientísima lengua restallará ante el elixir asaz acaramelado. El resalte del labio esbozará una arcaica sonrisa como kurós monolítico.
(La traducción al siglo XXI la encontrarás en los consejos)
Aquí os presentamos la última receta que nos preparó el genial Omar Janaan como guinda final al Leban u Jiar (Pepino con yogur) y la Macluba. Nos contó que la Mamounía es un dulce árabe que se toma habitualmente en los desayunos ya que constituye un plato bastante completo debido a que contiene una alta cantidad de azúcar, trigo y grasa. Pero si no elevamos sus cantidades energéticas, también podemos usarlo para acompañar una comida convirtiendo este dulce desayuno en un rico postre, que además se puede tomar caliente, templado o frío, a placer. ¿Con qué te quedas?.
1. Incorporar 250 gr. de sémola de trigo duro a una cacerola con una profundidad aproximada de 20 cm y tostar al fuego. Mover constantemente la cacerola en movimientos circulares para que no se nos queme la sémola.
2. Una vez la sémola ha adquirido un color dorado/marronuzco, bajar la intensidad del fuego y agregar poco a poco 1 litro de agua (o de leche). Dejar que la mezcla rompa a hervir e ir incorporando agua hasta conseguir una textura similar a la de unas gachas (ni muy espesas ni muy líquidas).
3. Retirar del fuego y añadir 30 gr. de mantequilla, que se fundirá con el calor de la preparación. Agregar a continuación 30 gr. de miel. Añadir también una buena cantidad de pasas, pero no todas.
4. Dejar reposar la preparación unos minutos. Servir en cuencos y decorar con el resto de pasas e incluso con más miel al gusto por encima.
– Si te gusta zampar y tienes sobrepeso te chiflará este apartado. Basta con echar un vistazo a la foto y lo fliparás mogollón con esta receta de este dulce árabe. Come lo que quieras (luego tocará gimnasio). Tus papilas, que ya estarán del tamaño de una pelota de ping pong, y tu lengua, que mantendrá el azúcar dirán juntas: ¡Hostia! Por fin tendrás una sonrisilla de placer en los labios similar a un modelo de pasarela en su otoño-invierno.