*Gamba: ¡Oh, Puerro, Puerro! ¿Por qué eres Puerro? Renuncia a tu padre, abjura tu nombre; o, si no quieres esto, jura solamente amarme y ceso de ser una gamba.

Puerro: Señora, juro por este horno sagrado, que amarillea sin distinción las faldas de la mozzarella.

Gamba: ¡Oh! No jures por el horno, por este inconstante horno, cuyo disco cambia cada minuto, no sea que tu amor se vuelva tan variable.

(Ambos ingredientes amantes son tapados en su caja y se derriten mutuamente en el sarcófago de cartón que los lleva a una corta vida).

*Texto extractado y adaptado de la escena del balcón de Romeo y Julieta de W. Shakespeare.

¿Sabéis cómo nació la primera pizza blanca? Los panaderos introducían una pequeña cantidad de masa de pizza en el horno para averiguar su temperatura. Así sacaron sus primeras simples y esponjosas pizzas blancas. También se sabe que antes de la llegada del tomate a Italia, los napolitanos la preparaban con ajo, perejil y aceite de oliva. En algunas ocasiones se empleaba un queso denominado caciocavallo (queso elaborado en aquella época con leche de yegua y que hoy en día se elabora con leche de búfala), o con un pequeño pescado denominado cecenielli.

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