Cheesecake con lemon curd
La importada y cursi palabra cheesecake suena a ratón, a ratón disney que baila impertinentemente con las tazas y sortea la merienda sobre la mesa cantando. Asco de ratón de vodevil. Mientras el gato racial, garra pura, se toma su tiempo, latino perdido, para atisbar su miseria y armar la picaresca. El ratón cantarín y buenista es el norte y el gato que pierde, el puro sur aplastado bajo la tapa de alcantarilla por la que solo se distinguen garra y bigote para que se sepa que hay gato. ¡Malditos roedores! Para nosotros será el pastel y el queso, seguid bailando.

Siempre habíamos pensado que la tarta de queso es un postre para la gente que nunca quiere postre, pero con el paso del tiempo empezamos a pensar que no es el fin, sino el principio. La tarta de queso es la institutriz que te lleva de la mano para explorar el terreno de lo dulce, es como la primera novia (en cuanto a dulce, en cuanto a recordada) depués, sabedlo, vendrá la sofisticación de los postres: te da la mano y te comes hasta el brazo (de gitano). Si queréis adentraros, probad esta versión con cobertura de lemon curd o crema inglesa de limón, para quien le cansen los anglicismos. Antes de publicar esta receta la hemos hecho tres veces en dos semanas, vicio puro.

Ingredientes
Cheesecake con lemon curd
Consejos
– Puedes hacer versiones más pequeñas de la tarta utilizando la mitad de los ingredientes y un molde de 20 cm.
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